LA OBESIDAD

La obesidad se caracteriza por el exceso de peso como consecuencia del aumento de tejido adiposo. Una persona es considerada obesa cuando su índice de masa corporal es superior a 30 kg/m². Es importante aclarar que la obesidad debe ser tratada como una enfermedad crónica y que su tratamiento ha de plantearse a largo plazo y en la mayoría de los casos empezando por simples cambios de hábitos cotidianos.

Un estudio realizado por el MSP de ecuador dio como resultado que el 63,6% de adultos presenta sobrepeso y obesidad, es decir un índice de masa corporal (IMC) mayor o igual a 25 kg/m2.

La obesidad en adultos es de 25,7%. El sobrepeso y obesidad tienen mayor prevalencia en mujeres (67,4%) que en hombres (59,7%), y la obesidad también es mayor en mujeres (30,9%) que en hombres (20,3%). Resalta que 8 de cada 10 mujeres de 45 a 69 años presentan sobrepeso y obesidad.

También se pudo mostrar la relación de este estado crónico con la hipertensión arterial ya que el 19,8% de adultos presenta presión arterial elevada (HTA), incluyendo a quienes toman medicación para HTA. La prevalencia de HTA es mayor en hombres con 23,8% que en mujeres 16,0%, y es mayor en el grupo de 45 a 69 años con una prevalencia de 35,0%, pero prevalece que el 78% de los encuestados tenían grados de sobre peso y obesidad.

Desde el punto de vista nutricional, antes de llevar un régimen estricto de alimentación el paciente iniciar por cambio de hábitos tanto alimentarios como cotidianos

  • Incluir de manera adicional a lo que sería una dieta general abundantes frutas y verduras crudas o cocidas (al menos cinco unidades al día), lácteos descremados reales integrales.
  • Seleccionar cortes magros de carnes y pescados. Cocinarlos con procedimientos bajos en grasa (al horno, a la plancha, al vapor, papillote, etc.)
  • Vigilar las cantidades e intentar disminuir poco a poco el consumo de sal y alcohol.
  • Beber al menos entre 1,5 y 2 litros de agua diarios, esto dependerá de la composición y la actividad físicas del paciente
  • Capacitar al paciente para que a largo plazo pueda planificar sus menús y distribuir las comidas en al menos cinco ingestas para evitar problemas de ansiedad, hasta determinar el numero de ingestas definitivos que debería llevar.

Sin embargo, será importante acompañar estas modificaciones de la dieta con un aumento gradual en la actividad física diaria y de ser posible priorizar ejercicios de fuerza.  No se trata de convertirse en un atleta de la noche a la mañana, ni de realizar una actividad extenuante que seamos incapaces de mantener a lo largo del tiempo ya que para una persona con obesidad esto sería contraproducente desde el punto de vista físico (lesiones musculares, articulares).

Errores Comunes:

  • Las frutas engordan si se comen como postre o de noche, solo se podría considerar su índice glicémico en casos extremos o si también se está sobrellevando otra patología.
  • Los hidratos de carbono engordan más que las proteínas. Ambos aportan 4 kilocalorías por cada gramo de nutriente, una sugerencia seria utilizar carbohidratos complejos o integrales.
  • Beber agua durante las comidas engorda. El agua es un nutriente acalórico, por tanto, no aporta calorías ni engorda. Otra cosa es la retención de líquidos que ocurre con algunas enfermedades, pero que nada tiene que ver con el aumento de la grasa corporal.
  • Las tostadas integrales engordan menos que el pan. Poseen el mismo valor calórico, incluso productos integrales comunes suelen tener más calorías que el producto refinado.
  • Las vitaminas aumentan el apetito. Está totalmente comprobado que ninguna vitamina estimula el apetito.
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