Aclarando Mitos sobre la Donación de Sangre

La donación de sangre es un acto altruista fundamental que contribuye al bienestar de la salud pública, al ser esencial en el tratamiento de diversas condiciones médicas y en situaciones de emergencia. Sin embargo, a pesar de su importancia, persisten numerosos mitos y malentendidos que pueden disuadir a potenciales donantes. Aclarando mitos de la donación de sangre, este artículo tiene como objetivo abordar estas creencias erróneas y resaltar la relevancia de este acto solidario, particularmente en el contexto de la responsabilidad social de las empresas aseguradoras.

Uno de los mitos más comunes en torno a la donación de sangre es la percepción de que el proceso es doloroso. Muchas personas temen experimentar un dolor significativo durante la extracción. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que la mayoría de los donantes reportan experiencias que superan sus expectativas en términos de incomodidad. Una encuesta realizada en 2021 reveló que el 85% de los donantes consideraron que el procedimiento era menos doloroso de lo que habían anticipado. Esto se debe en gran medida a las técnicas modernas de extracción y al uso de agujas de menor calibre, que han contribuido a reducir cualquier molestia asociada con la donación.

Otro mito prevalente es la creencia de que las personas que han recibido una vacuna recientemente no pueden donar sangre. Este malentendido ha cobrado especial relevancia en el contexto de la pandemia de COVID-19, donde las vacunas han sido un elemento central en la respuesta sanitaria. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas que han recibido la vacuna contra el COVID-19 pueden donar sangre tras un periodo de espera de solo 14 días. Aclarar esta información es crucial para incrementar el número de donantes, especialmente en períodos de alta demanda.

Además, se sostiene erróneamente que las personas con afecciones médicas menores, tales como alergias o asma, no son elegibles para la donación de sangre. Sin embargo, muchas de estas condiciones no presentan un impedimento para el acto de donar. Las guías establecidas por organizaciones de salud indican que individuos con alergias controladas o asma leve pueden donar sin inconvenientes. Esta percepción errónea puede llevar a que muchas personas que podrían contribuir como donantes se abstengan de hacerlo, limitando así la disponibilidad de sangre para quienes la requieren.

Otro aspecto que merece ser desmitificado es la creencia de que las personas que han presentado hepatitis en el pasado no pueden donar sangre. Aclarando mitos de la donación de sangre, es importante señalar que, aunque quienes han tenido hepatitis viral activa (como hepatitis A o B) deben esperar un tiempo específico antes de ser considerados elegibles, los individuos que han sido portadores de hepatitis C o que han tenido hepatitis B crónica no pueden donar sangre de manera permanente. La educación sobre las diferencias entre los tipos de hepatitis y los períodos de espera pertinentes puede ayudar a clarificar esta confusión y fomentar la participación de donantes elegibles.

Así mismo, en el ámbito de la edad y el peso, persiste la creencia de que solo los individuos jóvenes pueden donar sangre, o que es necesario cumplir con un peso mínimo específico. Aclarando mitos de la donación de sangre, es importante destacar que los requisitos de edad y peso pueden variar según la legislación de cada país. Sin embargo, en términos generales, la mayoría de los donantes deben tener al menos 18 años y cumplir con un peso mínimo de 50 kg. Proporcionar información clara sobre estos requisitos puede incentivar a un mayor número de personas a involucrarse en la donación de sangre.

La percepción de que la donación de sangre no ofrece beneficios para el donante también es un mito que debe ser abordado. Estudios recientes han evidenciado que la donación regular de sangre puede tener efectos positivos sobre la salud del donante, incluyendo la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Además, el acto de donar puede generar una sensación de bienestar emocional, al contribuir a salvar vidas. Este aspecto psicológico es un factor fundamental que podría motivar a muchas personas a participar.

En este contexto, las empresas aseguradoras desempeñan un papel crucial, ya que tienen la capacidad de contribuir a desmitificar estos conceptos erróneos mediante campañas de concienciación y educación. Por ejemplo, organizando jornadas de donación de sangre en sus instalaciones, invitando a empleados y clientes a participar. Durante estos eventos, se podrían ofrecer charlas informativas que aborden los mitos comunes y resalten los beneficios de la donación. Al hacerlo, las aseguradoras no solo fomentan la responsabilidad social, sino que también contribuyen al bienestar de la comunidad.

Podrían además ofrecer incentivos a los donantes, tales como descuentos en primas de seguros o servicios adicionales para aquellos que participen en la donación. Al alentar a sus clientes y empleados a participar en la donación de sangre, las empresas no solo aumentan la cantidad de donantes, sino que también fortalecen su imagen como organizaciones comprometidas con la salud y el bienestar comunitario.

En conclusión, la donación de sangre es un acto vital que puede salvar vidas, pero está rodeado de mitos y malentendidos que deben ser abordados. Desmitificar estas creencias puede aumentar la tasa de donación y, por ende, la disponibilidad de sangre para quienes la necesitan. Las empresas aseguradoras tienen la responsabilidad y la oportunidad de ser agentes de cambio en este ámbito, promoviendo la donación de sangre como un componente esencial de la salud pública y el bienestar de la comunidad.

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Médico Internista – Docente Universitario

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